Cada día, desde la puerta de mi trabajo se dibuja a media distancia esta fábrica azucarera abandonada. Hoy me acerqué un poco a ella para fotografiarla.
A veces, la belleza nos rodea y no la vemos, porque no nos detenemos a mirar. Esta noche, un sencillo árbol me mostraba esta imagen, asemejando las neuronas.